
El proyecto de investigación ‘Jóvenes en alto riesgo psicopatológico y de exclusión: impacto del ECID en su bienestar social’ busca conseguir un mayor apoyo empírico que avale la intervención del ECID. Con esto se podrá facilitar la implementación de equipos similares por todo el territorio, algo que multiplicará el beneficio para los adolescentes de alto riesgo de exclusión social.
Hoy en día nos encontramos con adolescentes altamente vulnerables, con trastornos mentales graves, pero que presentan dificultades de vinculación a los servicios de salud mental ordinarios. Esas dificultades se dan al no poder sostener los requisitos para ser atendidos: asumir la necesidad de ayuda y desplazarse a los servicios. Además, presentan absentismo escolar, aumentando el riesgo de exclusión social. Es por eso por lo que se crea el Equipo Clínico de Intervención a Domicilio (ECID).
Con los años hemos visto que hay una evidencia empírica sobre la eficiencia de la intervención del ECID. El tratamiento ofrecido es efectivo con jóvenes de muy alto riesgo que además, facilita la vinculación al tratamiento para adolescentes de riesgo extremadamente alto.
“El objetivo principal del ECID es vincular a los adolescentes con un profesional que los acompañará a retomar un proyecto de vida, atendiendo los trastornos mentales graves que presentan”.
Con estos antecedentes la Fundación Vidal i Barraquer juntamente con la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y la Universidad de Málaga ponen en marcha el proyecto de investigación ‘Jóvenes en alto riesgo psicopatológico y de exclusión: impacto del ECID en su bienestar social’. Este proyecto quiere estudiar el impacto de la intervención a nivel social, definiendo y evaluando los cambios en una serie de indicadores que sirvan al equipo de investigación para medir el valor de la intervención, más allá del ámbito clínico.
El objetivo general del proyecto ‘Jóvenes en alto riesgo psicopatológico y de exclusión: impacto del ECID en su bienestar social’ es evaluar el impacto en la mejora del bienestar emocional y social de los y las adolescentes con problemas de salud mental graves atendidos en el ECID bajo el paraguas del modelo AMBIT.
La relevancia y el impacto que este proyecto puede tener es muy alto, debido a que el objetivo del ECID de ayudar a estos adolescentes a revincularse con el sistema, a reconstruir un proyecto de vida, es algo que puede minimizar el riesgo de que acaben convertidos en consumidores crónicos de recursos sanitarios y sociales en un futuro cercano.
Esto permitirá evaluar el valor de la intervención del ECID más allá de la eficiencia clínica, al estudiar aspectos como la vinculación de los menores con los profesionales asistenciales, la mejora en la asistencia y rendimiento académico, la mejora en la calidad de las relaciones sociales y la mejora en el bienestar familiar, entre otros.
“Si se consigue mayor apoyo empírico que avale la intervención del ECID, se podrá facilitar la implementación de equipos similares por todo el territorio, algo que multiplicará el beneficio para los adolescentes de alto riesgo de exclusión social”.
¿QUÉ METODOLOGÍA VA A SEGUIR?
Partiendo de la base metodológica de métodos mixtos, la propuesta recoge un proceso de dos años dividido en cuatro fases y en el que se plantean tres niveles de concreción.
Estas cuatro fases se dividen en dos años. En 2024 (año de inicio del proyecto) se empieza por la fase de diagnóstico y recogida de datos, donde se realizará con una búsqueda el impacto de las diferentes intervenciones llevadas a cabo con jóvenes con problemas de salud mental y conductuales.
En la segunda fase, también iniciada en 2024, se profundizará en las voces y experiencias de los/las jóvenes participantes utilizando diferentes técnicas narrativas en un entorno seguro donde compartir sus experiencias. A través de los datos recopilados se realizará un análisis de contenido para examinar y extraer patrones temáticos de las narrativas recopiladas, identificando temas emergentes y conexiones entre ellas.
En 2025 se realizarán las dos últimas fases. En primer lugar la fase de análisis en la que se analizarán los datos de carácter cuantitativo recogidos en la primera fase y en el histórico del recurso desde 2018.
Finalmente, en la última fase los resultados se difundirán en congresos científicos, foros sociales y sanitarios. Se realizarán publicaciones en revistas y seminarios finales para compartir y debatir los resultados y orientaciones a las mejoras.
El conocimiento generado por esta investigación permitirá mejorar las estrategias y técnica de intervención específicas en todos los servicios y equipos, con el foco puesto en esta población que acumula factores de riesgo psicopatológico y social, con el objetivo de minimizar las graves consecuencias derivadas del hecho que queden excluidos de los servicios asistenciales y los procesos formativos.